Los majosos que me siguen

lunes, 19 de noviembre de 2012

Capítulo 39

Phoebe entró en casa, dejó las llaves del coche en la encimera de la cocina y empezó a recoger todo lo de la compra.
**Mientras tanto**
-Tenemos que encontrarla Max-dijo un hombre bastante grande
-Lo sé, es ingenua y cualquiera la puede reconocer y aprovecharse de ella
-Y lo que es aun peor, todo se iría a la mierda
-¿¡Crees que no lo sé!? ¡A vosotros solo os importa el dinero que tiene pero es mi hermana y la quiero!-gritó Max enfadado mientras el hombre se sentaba en el sofá
-No tienes porque gritarme
-Te gritaré si quiero porque hoy por hoy, es mi hermana pequeña y vale más que los millones de sus tarjetas y que el anillo de oro
-Max, ese anillo no es solo de oro-dijo el hombre pausadamente
-¿Que?
-No, verás, tu padre pensó en dejarle el anillo a Amanda porque todos sabemos que en cuanto tu padre muriera, Phoebe heredaría lo mínimo posible
-¿Y?
-Ese anillo tiene la estructura de oro pero por dentro son diamantes pequeños, ese anillo vale muchísimo dinero y los millones de su tarjeta son muy importantes.
-Para mi ella vale mucho más que unos diamantes
-Por favor Max, tu sabes como es tu hermana, no es más que una carga para la empresa y para tu padre siempre lo fue. Tu no lo recuerdas pero cuando nacieron las gemelas tu madre estaba muy contenta pero tu padre no. Tu padre llevaba planeando su testamento desde que comenzó la empresa. Este secreto es bastante impactante pero te lo diré, tu padre siempre quiso dar a una de las gemelas en adopción, fue Phoebe desde que ambas comenzaron a andar y todo eso y cuando empezaron el colegio tu padre se arrepentía, Phoebe suspendía siempre, Phoebe nunca se pudo comparar con Amanda, en nada, ni en belleza ni en inteligencia, ni en talento ni nada, pero siempre hubo algo que tenía Phoebe que no tenía Amanda.
-¿El que?-dijo Max intrigado
-Astucia, Phoebe es muy astuta, Phoebe es la típica persona capaz de darle la vuelta a todo, capaz de cubrir sus huellas, capaz de vengarse silenciosamente y no dejar rastro. Phoebe podría cometer el crimen perfecto-el hombre miró a Max y dijo casi en un susurro-si no lo ha hecho ya.
-No vuelvas a decir eso de mi hermana.-la mirada que le dirigió Max a aquel hombre podría hechar a cualquiera para atrás.
El hombre se rio y se fue sin decir nada dejando a Max sorprendido. Max fue a buscar a Alicia para comer  ya, Alicia preparó espaguettis para comer, Max no pronunció palabra durante toda la comida. Justo cuando Alicia iba a recoger los platos Max la miró fijamente, mirada que influyó en Alicia
-¿Que te pasa?-dijo Alicia
-Un hombre, un empresario, casi un hermano para mi padre me dijo que Phoebe nunca había sido deseada y que bueno, que había algo que tenía ella que no tenía Amanda
-¿El que?-Alicia le miró atentamente
-Astucia, dijo que-la voz de Max empezó a temblar- podía cometer el crimen perfecto si no lo había hecho ya
-Eso es una acusación indirecta de asesinato-dijo Alicia seria-creo que esa acusación es denunciable pero sin testigos...
-Ya, mañana tengo que reunirme con el para arreglar unas cosas de la empresa y le preguntaré a que se refiere exactamente, tenemos que encontrar a Phoebe
-No.
-¿Que?-dijo Max sorprendido
-No teneis que encontrarla, ella no quiere que la encontréis, asi que dejad de buscarla, ella está bien pero por favor dejarla en paz ya.
-Alicia, no lo entiendes esto es más que la seguridad de Phoebe y esas cosas, esto es más que eso, y tu no lo entiendes, no entiendes que necesitamos aquí a Phoebe.
-Tienes razón, no lo entiendo-dijo Alicia mientras recogía los platos

**En Nueva York**
Phoebe fue a vestirse, se puso un vestido rojo con unos tacones y una chaqueta negros. Salió hacia la casa de James, llamó al timbre, James le abrió de inmediato
-Siéntate en el sofá mientras yo termino de preparar la cena-dijo James amablemente
Phoebe se dirigió al salón, se sentó en el sofá y al cabo de treinta segundos ya estaba de pie echando un vistazo por las estanterías. Se volvió a sentar en un sillón y vio que de debajo del sofá sobresalían unos papeles. Phoebe intrigada los cogió y empezó a ver números hasta que llegó a una hoja en la que estaba enganchada con un clip una foto, era una ficha, una ficha de Phoebe. La cogió e intentó ocultarla
-James-gritó Phoebe desde el salón-me he dejado la puerta abierta, voy a cerrarla, vengo ahora
Antes de que James contestara Phoebe salió corriendo hacia su apartamento, entró y dejó los papeles sobre la mesa, entonces volvió a bajar corriendo hacia el apartamento de James. Llamó al timbre mientras se recogía el pelo en una coleta.
-¿Cerraste?-dijo James con una sonrisa en la cara
-Si-dijo Phoebe
-Ya está la cena, pasa
Phoebe entró y se sentó en la mesa, empezaron a cenar en silencio, Phoebe le observaba, no se fiaba de él
-¿Y a que te dedicas?-dijo James
-Soy camarera-dijo Phoebe
-¿Camarera?
-Si, camarera ¿Tienes algo en contra?
-No, pero es raro que te puedas permitir el ático siendo... camarera
-Porque tengo dos trabajos
-¿Dos? ¿Cual es el otro?
-Pues-dijo Phoebe dudando-trabajo apilando cajas en un supermercado
-Claro ¿Cuanto ganas en total?
-Mil quinientos dólares al mes, pero dejemos de hablar de mi ¿A que te dedicas tu?
-Pues yo, me encargo de las cuentas de las empresas. Hay una que es muy curiosa
-Cuéntame por favor
-Es una empresa de California, el dueño murió hace unos meses y se la dejó a sus dos hijos, un chaval que está siendo controlado por su novia y una niñata rica que se cree que es la reina del mundo y que el dinero se le ha subido a la cabeza
-Interesante ¿Te permitieron el acceso a la cuenta?
-No, pero estoy informado de su existencia, igual que todos estamos informados, cuanto más grandes son los ingresos más gente conoce esa cuenta
-Entiendo y ¿Como es esa familia?
-Pues es bastante curioso pero no te quiero aburrir con las historias de una familia rica
Mientras hablaban se habían terminado la cena
-Bueno, me tengo que ir, mañana tengo que trabajar.
-Lo comprendo, hasta mañana-dijo James- ¿Verdad?
-Depende de muchas cosas
-Claro que si
Phoebe se fue alejando
-Una de ellas es que la niñata quiera verte-dijo Phoebe casi en un susurro
Al llegar a su apartamento se puso un pantalón de cuadros de pijama y una camiseta gris, cogió una botella de Vodka, un baso y se sentó en el sofá a leer esos papeles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario